Una vez más vengo con una reseña de una novela de terror, que en esta ocasión explora los deseos más perversos de las personas. Aquellas ideas que no se atreven a confesar a los demás, puesto que saben que serán juzgadas.
Con un estilo similar al de su padre, Joe Hill nos presenta una novela en la que nada es lo que parece y los secretos pugnarán por salir a la luz, pese a que no todos estén preparados para asumir la oscura realidad.
¿Qué vamos a encontrar en esta novela? Tras una noche de borrachera para no pensar en el aniversario del asesinato de su novia, Ig Perrish se despierta con unos pequeños cuernos saliendo de su frente.
Esos cuernos, que él enseguida asocia con el demonio, traen consigo un perturbador don (o castigo, según se mire), pues la gente que los ve, le confiesa lo que piensa de él y sus más oscuros deseos.
Aunque en un principio parezca el peor de los castigos, pronto Ig se dará cuenta de que estos cuernos le permitirán descubrir la verdad acerca del asesinato de Merrin, su novia, un año antes.
Narrada en primera persona, esta novela se adentra en las profundidades de un pequeño pueblo americano en el que nada es lo que parece y todos los habitantes parecen tener algo que ocultar.
¿Qué es lo que ocurrió realmente? ¿Quién tendría especial interés en culpar a Ig por la muerte de Merrin?
Mentiras, envidias, traiciones y desesperación se entremezclan con el amor, la amistad y la lealtad entre las páginas de esta enigmática novela.
Mensaje de la novela: Esta no es una novela que muestre mensajes ocultos. Sí que puede adentrarse en los sentimientos y pensamientos más psicopáticos o intrusivos de las personas, pero no va más allá del entretenimiento del lector con una historia de terror.